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ouis Vuitton nació en el año 1821 en
Anchay, una región cercana a las Montañas de Jura, en Francia.
A los 14 años, Louis Vuitton se fue a París caminando,
y en 1837, dos años, después llegó a la Ciudad Luz, donde consiguió trabajo
como aprendiz de un fabricante de cajones.
A partir de entonces, la historia de los viajes siempre
estaría vinculada a este legendario francés. Presintiendo el lugar que
ocuparían los viajes en nuestra sociedad, Louis Vuitton fundó en París
esta empresa, que lleva su nombre, exclusivamente dedicada a la fabricación de
equipajes y accesorios ligados a este nuevo arte de vivir.
Su enfoque visionario del diseño de piezas y elementos para
equipajes no tenía rival durante sus días.
La empresa de Louis Vuitton, hizo su debút con una prestigiosa lista de pedidos.
La gran habilidad de trabajo de su creador le valió un contrato con la esposa de Napoleón III, la Emperatriz Eugenia.
Su primera maleta fue plana (una forma que permitía que fuera apilable) y reforzada por lamas de madera y ribetes de latón, perfectamente adaptable a los desplazamientos en tren y en barco de vapor.
Además, su tejido impermeable, fue realmente útil para los clientes que realizaban los viajes en barco.
Durante la inauguración del Canal de Suez en 1869, gracias a la Emperatriz Eugenia, quien llevaba su equipaje en maletas ¨Luis Vuitton¨, la marca comenzó a adquirir fama internacional.
Su historia se construiría entonces en torno a personalidades de la alta sociedad como el Rey de España, el gran Duque Nicolás, el edil de Tokio, Goto Shojiro, el sultán otomano Abdülhamid, y todo Hollywood, empezando por el actor americano Douglas Fairbanks.
En 1875, el modisto francés Charles Frédéric Worth le
contó a Louis Vuitton un importante secreto del negocio: las fundas de
crinolina y carne de cordero pronto darían origen a materiales más suaves que
revolucionarían el uso de sus maletas.
La competencia intentó aprovechar este entusiasmo por el arte
de las maletas, sacando al mercado líneas de porta-equipajes similares a las de
Luis Vuitton, hecho que hizo surgir el célebre monograma: el estilizado
motivo de flores de inspiración japonesa que envuelve las iniciales de la
marca, inventado por Georges Vuitton, hijo del fundador, para distinguir
sus modelos de las imitaciones que empezaban a multiplicarse.
El creador de la empresa, Louis Vuitton, muere
finalmente en el año 1892.
En 1978, la firma Louis Vuitton entra en Japón y,
menos de treinta años después, este mercado clave del lujo, que adquiere el 70%
de las ventas mundiales, representa más de 1.000 millones de euros de cifra de
negocio.
El archipiélago es su primer mercado y la pasión por sus
productos es tal que se considera una verdadera “marca culto”.
En Estados Unidos, su segundo mercado, la marca posee 85
tiendas y sus ventas locales han progresado tanto que los americanos podrían
ser de aquí a cinco años sus primeros clientes.
A mas de un siglo de la muerte de su creador, esta firma
sigue tan vigente como hasta entonces, ha adquirido un gran prestigio mundial,
así como también un gran número de imitaciones y falsificaciones que viajan a
través del mundo, pero que nunca podrán reemplazar su estilo y sobre todo: su
calidad de confección, la que siempre la distinguirá de cualquier intento de
copia.
Hoy en día, la firma es propiedad de LVMH (Louis
Vuitton Moet Hennessy) y su Presidente Ejecutivo, Bernard Arnault,
es reconocido mundialmente como el ¨Padre de la Moda¨.La innovación técnica y la búsqueda de nuevas formas siguen motivando su creación. Cuando Louis Vuitton presentó en 1898 sus productos en Estados Unidos, la firma ya tenía la imagen de ¨inventor¨ y de marca atractiva que sabe responder a los deseos de la clientela elegante.
En 1879 había creado una maleta-cama para una exploración en
el Congo.
“La encarnación del alma del viaje sigue siendo uno de los ejes de desarrollo de la marca, una de las claves de su éxito es haber controlado siempre su producción y su distribución”, explica Serge Brunschvig, director general de Louis Vuitton.
Gracias a su red de tiendas propias, para las que ha contado con arquitectos de fama mundial, la marca no ha dejado de aumentar su éxito a lo largo del tiempo.
“La encarnación del alma del viaje sigue siendo uno de los ejes de desarrollo de la marca, una de las claves de su éxito es haber controlado siempre su producción y su distribución”, explica Serge Brunschvig, director general de Louis Vuitton.
Gracias a su red de tiendas propias, para las que ha contado con arquitectos de fama mundial, la marca no ha dejado de aumentar su éxito a lo largo del tiempo.